Un ‘deja vu’. Atlético otra vez se llevó un “muy bien, aprobado” de su visita al Monumental de Núñez, tras plantearle al lujoso River de Marcelo Gallardo un jeroglífico imposible de desentrañar.
Como hace seis semanas, el conjunto de Lucas Pusineri estuvo a la altura y se alzó con un punto valioso, ahora gracias a un empate a cero, en lugar del 1-1 de la Copa de la Liga. El entrenador “decano” rescató tras el partido el “esfuerzo” de sus dirigidos para realizar un “operativo cerrojo” exitoso.
El operativo cerrojoEs cierto, alguna que otra diferencia hubo con aquella reciente igualdad. En la fría noche de un dígito de temperatura en Buenos Aires, el segundo tiempo del “Millonario” fue casi un monólogo, aunque infructuoso.
Una de las razones del cero habrá que buscarla en el arco de Atlético, con un Carlos Lampe que tuvo un debut soñado y bajó la persiana. El portero boliviano sumó no menos de ocho intervenciones decisivas para frustrar al local.
El empate premió, sobre todo, la lúcida estrategia defensiva de Pusineri. En la primera etapa, River fue previsible y aburrido, en parte porque parece haber perdido aquella “chispa” que encendía su juego (extraña mucho a Nicolás De la Cruz, con la selección uruguaya) y varios futbolistas (Esequiel Barco, Agustín Palavecino, luego reemplazados) de nivel “amesetado”.
Y en parte, porque Atlético hizo los deberes, sus jugadores derrocharon despliegue y concentración para cerrar los caminos del anfitrión con una doble línea de cuatro cerradita y disciplinada, más la contracción a la marca de sus dos delanteros. Quizá todos doblemente motivados, por la talla del rival y la prominencia del escenario.
Sin cambio de ritmo ni profundidad, el equipo del “Muñeco” se convierte en mundano, inclusive con Julián Álvarez despuntando sus últimos partidos en Argentina.
Solo hubo un rato, cuando promediaba el primer tiempo, en que River comenzó a apretar más arriba y a generar grietas en la resistente pared erigida por la visita.
Y así como antes de los tres minutos hubo un tiro de Joaquín Pereyra desde media cancha que dio en el techo del arco, poco antes del entretiempo se produjo ese tremendo zurdazo de Ramiro Carrera que solo una gran estirada de Franco Armani logró neutralizar.
Gallardo se fue al vestuario con ceño fruncido, Pusineri visiblemente conforme. Cuando Fernando Espinoza pitó el reinicio, la temperatura había bajado todavía más y una leve bruma sobrevolaba las inmediaciones del Río de la Plata.
River, ahora sí, metía a Atlético contra su arco, una tendencia que se mantuvo hasta el final, así como la estatura de Lampe, que siguió sacando todo lo que le tiraron.
Para Atlético, cada fecha es un partoPasando en limpio: en el primer tiempo, un remate de Barco, otro de Álvarez desde ángulo cerrado y un mano a mano con Enzo Fernández. En el segundo, un cabezazo y una tijera de Elías Gómez, más un remate de José Paradela, fueron las principales aportaciones del arquero boliviano, que transmitió seguridad y pinta como un excelente refuerzo.
“Carlos es un arquero que tiene otro roce y hoy nos ayudó bastante”, admitió Bruno Bianchi.
El dominio de River fue ostensible en el complemento (73% de dominio de la pelota en total), todavía más con el ingreso de Tomás Pochettino y Paradela. La visita apostaba a contar con alguna chance de contra y estampar un pleno.
No pudo ser, aunque el Monumental se paralizó una vez, con ese cabezazo de Renzo Tesuri que salvó Armani en una jugada luego invalidada por offside previo.
Quizá esta vez River no la “pasó como el c…” (como había descrito Gallardo el anterior empate), pero tampoco pudo festejar ante un equipo más modesto pero muy digno.
“El resultado nos ayuda a mirar hacia adelante con optimismo”, se alegró Pusineri. Nuevamente, Atlético se llevó un punto y una sonrisa de Núñez.